En la primera temporada, esta serie cuenta la historia de un chico con autismo llamado Sam, interpretado por Keil Gilchrist. Él trata de seguir una vida normal e independiente, en el colegio y en el trabajo, pero siempre teniendo como soporte a su terapeuta, de la cual estaba enamorado. Luego del rechazo que sintió al no ser correspondido por ella, tuvo una crisis que lo obligó a alejarse y conseguir otro terapeuta.
En esta segunda entrega, ya no todo gira en torno a Sam, sino que cada miembro de su familia cobra protagonismo. La madre sobreprotectora, se da cuenta de que Sam realmente está avanzando hacia una gran etapa en su vida: la universidad, por lo que se siente vacía al ver que ya no la necesita tanto. Un padre a quien aun le cuesta ser cercano y que tiene que superar la infidelidad de la madre, está confundido y trata de hacer lo mejor. Y una hermana menor que se responsabiliza en exceso por Sam.
Gilchrist nos hace meternos en la situación de una persona con esta condición, trasmitiendo sus miedos , frustraciones, inseguridades y forma de afrontar el día a día. Ha habido una buena interpretación de un actor a quien ya hemos visto en personajes atípicos como en ‘Una historia casi divertida‘ o ‘It follows‘.
Atypical, genera una mezcla de comedia y drama, y a pesar de tocar un tema que puede generar controversias, logra ser entretenido. La comedia viene de la mano de algunos personajes, como el compañero de trabajo de Sam, Zahid. Pero lo dramático también se mantiene presente: lo difícil de lidiar con una situación así tanto para Sam como para su familia.
‘Atypical‘ nos hace reflexionar sobre lo que implica ser diferente en una sociedad en la que si no encajas dentro de los esquemas te tildan de raro. Pero ¿qué implica considerarse normal? ¿Cuáles son los esquemas en realidad? Y sobre todo, ¿Qué interés tendría una serie con lo normal como referente? Así que si los protagonistas siempre son ‘raros’, ‘freaks’ o atípicos, quizás sea porque hacen la vida más interesante.
